jueves, 4 de diciembre de 2014

Crusoe Treasure - Vinos submarinos

Gracias a la invitación de La Ronda, empresa incubadora de proyectos relacionados con la hostelería, turismo, gastronomía.. he tenido el inmenso placer de poder acudir a una Cata Premium que se ha celebrado en Zaragoza, de la mano del Grupo Init y de Meliá Zaragoza con el objetivo de posicionar a nuestra ciudad como uno de los grandes referentes de turismo de interior.
Bajo el título "Lo mejor de lo profundo" arrancó esta jornada que comprendió la ya citada cata premium; una conferencia a cargo de Borja Saracho, CEO de Crusoe Treasure sobre el proyecto de Bodega e innovación tecnológica bajo el mar Cantábrico; y  una cata abierta al público bajo inscripción.

Momento de la Cata con todos sus vinos
Durante siglos ha habido botellas sumergidas en navíos hundidos, y cuando se han encontrado estaban en buen estado. De aquí parte la idea de montar lo que podríamos denominar como la "Primera Bodega a nivel Mundial situada en el fondo marino".

En la Bahía de Plentzia (Vizcaya) reposan miles de botellas a unos quince metros de profundidad en un "laboratorio enológico". Gracias a la continua monitorización y a los controles que realizan sus biólogos y enólogos podemos ver cual es el efecto que sufren los vinos gracias a la presión, la temperatura, la luminosidad, las olas, etc. que ejerce el mar sobre ellas. Sería el equivalente a un vino biodinámico pero trasladado al mar, totalmente ecológico, con influencia de las mareas... De hecho no solo se integra a la perfección con el medioambiente sino que además lo mejora creando un ecosistema de fauna y flora en ese lugar que antes no existía.

Passion atesorado dos años y medio en el mar



Son vinos sometidos a muchos movimientos en las jaulas: corrientes del mar, de la ría, de las mareas diarias, de las tempestades... lo que hace que las jaulas se encuentren bien sujetas.
Una de las cosas que me han parecido más curiosas de la elaboración de estos vinos es cuando nos han contado que al "rescatar" las jaulas del mar algunos vinos "lloraban", es decir, salía algo de vino por el corcho. Parece que es algo que ya está solucionado, y es que al igual que un buzo, el vino debe pasar un proceso de descompresión al salir a la superficie, y por ello se deben seguir unas pautas de tiempo. El oxigeno que hay dentro de la botella aumenta, y si no se equilibra la presión sale hacia afuera.

Un proyecto que tuvo una fase de investigación, en la que se seleccionaron vinos de 27 bodegas de 14 D.O. españolas para comprobar como evolucionaban. La mitad de las botellas se sumergían y la otra mitad se dejaban reposar en el medio terrestre. De esta forma cada tres meses se podían comprobar las diferencias entre ambos métodos.

El enólogo Antonio Palacios ha conseguido unos vinos que dan más aromas y sedosidad, una mayor intensidad de color, menos aromas herbáceos, en definitiva más redondo en todo su conjunto, y que por el momento están siendo muy aceptados en el mundo de la restauración a nivel internacional.

Dos son los vinos que comercializan:

Classic: vino tinto de las variedades tempranillo, mazuelo y graciano que tras permanecer un año en barrica, se embotella y se deja reposar en el lecho marino durante otro año.
Frutos rojos, regaliz, menta y canela son aromas que se pueden apreciar.
Una madera muy bien integrada y un postgusto largo.

Passion: monovarietal tempranillo de viñas de más de 80 años que se encuentran en Peñaranda de Duero, criado durante seis meses en barrica de roble y un año depositado en el fondo del mar.
Muy frutal y con ligeros toques de vainilla y caramelo que le otorga la barrica nueva. Sin duda este ha sido mi favorito aunque para gustos los colores.
También hemos tenido la oportunidad de catar este mismo vino pero tras haber sido "atesorado" en el fondo marino durante dos años y medio. El resultado es igualmente un vino espléndido, con la madera aun más integrada, aunque quizá con menos aromas.

La empresa BajoElAgua Factory, responsable de este proyecto, ha recibido este año el Premio a la Innovación Turística del Gobierno Vasco, al convertirse en uno de los referentes turísticos de la zona, creando lo que podríamos denominar el "enosubmarinismo" ya que combina actividades propias del enoturismo como es la cata de sus vinos con la particularidad de poder escoger una botella de la bodega tras realizar la correspondiente inmersión en el agua.

Sin duda un nombre muy adecuado: "El Tesoro de Crusoe", pues beber estos vinos nos hace sentir un poco aventureros, un poco marineros del siglo XVI, y sobre todo nos deja claro qué responder cuando nos preguntan lo  que nos llevaríamos a una isla desierta.

Por último, ya sé que estáis pensando en cual será el precio de una botellita de estas... Pues bien, hay ocasiones en las que está muy feo hablar de precios y esta es una de ellas porque no solo se debe valorar el vino, sino todo lo que hay detrás de este proyecto.




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