lunes, 3 de febrero de 2014

Vinos de colores: vinho verde

Para empezar bien la semana he abierto a la hora de comer uno de los vinos internacionales que, pese a su cercanía, todavía no había probado y llama la atención por el nombre que tiene.

El vinho verde portugués es uno de los más famosos de esta nación, siendo incluso D.O. desde 1984. Su colorido nombre, no se corresponde con el del propio vino sino con la temprana recolección de la uva y  con el paisaje habitual de la zona de la Costa Verde, al noroeste del país, que goza de una gran vegetación por sus lluvias y humedad.

Es curioso señalar que es una de las zonas más pobladas de Portugal, y durante muchos años estuvo prohibido su cultivo por la necesidad de espacio. De esta forma solo se cultivaba en los límites de las parcelas o creciendo alrededor de los árboles haciendo parras colgantes.
Esta costumbre de cultivar "en altura" se sigue realizando sobre soportes de varios metros, y tiene un beneficio muy importante, y es que al estar las uvas lejos del húmedo suelo resisten mejor a algunas enfermedades.

Se elabora de forma tradicional. El mosto jóven con mucho azúcar y mucha acidez se somete a un tratamiento con nitrógeno para que fermente. Posteriormente se realiza una fermentación maloláctica para reducir la marcada acidez que tiene en un principio el vino. 

Los vinhos verdes pueden ser blancos o tintos. Generalmente para los blancos se emplea la variedad albarinho, y para los tintos la variedad Amaral, Borracal, etc.

Vinho verde Casal García

El vino que he abierto concretamente es un Casal García Vinho Verde Branco, de Bodegas Aveleda uno de los vinhos verdes más conocidos de Portugal.
Se trata de un vino ligero, semiseco, de pequeña acidez y que también tiene un poco de gas carbónico residual, un poco de aguja, que es lo que le da ese toque refrescante que reza la etiqueta. Su contenido de alcohol de 10.5 grados hace sea muy suave, pero hay que tener cuidado porque engaña.
Un vino de color levemente pajizo, casi cristalino, ligeramente afrutado y con aromas a flores blancas.


Se presenta de una forma original. El color del vidrio de la botella es azul, y al ser el vino amarillo claro parece que el vino tenga tonos verdosos. Además, la etiqueta azul tiene dibujado un bordado típico de la zona de Minho.

Es un vino curioso, para probar, y que se puede maridar con los típicos platos de cualquier vino blanco: arroces, pescados, mariscos, aperitivos... y lo más importante es que se debe servir muy frío.

Y ¿cuanto me ha costado? Pues la módica cantidad de 4 €. Lo que no está nada mal si tenemos en cuenta que ha estado incluido (hace ya unos años) en alguna de esas listas de los "cien mejores vinos del mundo" que sacan las revistas especializadas.

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