La variedad Branca Lexítima, la desconocida gallega

Hace ya unos días estuve leyendo sobre una variedad que no había escuchado nunca, la branca lexítima.  Tras leer lo poco que sobre esta uva se puede encontrar por internet decidí ponerme en contacto con Jose Luis Bouzón, propietario de Casa Beade, quien gustosamente me proporcionó una botella de las que ellos elaboran para poder catarla y hablar con voz propia de lo que puede ser el comienzo de una revolución en cuanto a vinos se refiere en la zona de Betanzos.

Ribeiras de Armea - Casa Beade

Pese a que desde hace muchos años era una variedad que se cultivaba en la zona de Betanzos (Galicia) no ha sido hasta el año 2011 hasta que se ha reconocido oficialmente en el Registro Oficial de variedades, por lo que no se podía vinificar ni embotellar y únicamente se empleaba de modo tradicional y casero por algunos vitivinicultores.
Se trata de la misma variedad que en Asturias se conoce como albarín blanco, raposo en Barbanza, Branco país en Negueira de Muñiz... pero al fin y al cabo uva autóctona del noroeste peninsular.
Tiene un ciclo corto, lo cual le permite adaptarse perfectamente a las características de una zona tan húmeda y fría como la atlántica. Madura por tanto mucho antes que el resto y cuando lo hace tiene un peculiar sabor a miel. 
La producción de esta variedad es más bien baja, con unos 6000 kg/Ha. Por este motivo muchos viticultores han obtado por emplear otras con una mayor producción, aunque tengan una peor adaptación al clima de la zona.

Gran potencial aromático, un grado alcohólico elevado por encima de los 12 grados, y una alta acidez hacen de esta variedad una de las que están llamadas a competir de tú a tú con el típico albariño gallego.
Además se pueden obtener grandes resultados elaborando vinos varietales o mezclándolos con otras uvas como godello, palomino o agudelo.

En esta ocasión el vino a catar fue un Ribeiras de Armea Branco Lexítimo. Es decir, 100% de esta variedad, siendo de las pocas bodegas que lo elaboran sin mezclarlo con otras variedades.
Muestra un color amarillo pajizo, un poco pálido.
En nariz acuden olores a flores blancas, cítricos.
En boca es un vino fresco, con buena acidez y un final bastante largo.

En definitiva se puede decir que es un buen vino, de una variedad de la que me arriesgo a decir que en pocos años se va a hablar mucho y por derecho propio.