Pues este mismo es el caso de los conocidos como "vinos de hielo". Poco os voy a contar que en una visita por nuestro querido "google" no fuerais a encontrar vosotros mismos, pero por lo menos os voy a ahorrar el trabajo de búsqueda.
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Es curioso como muchos de los descubrimientos han sido producidos por descuidos o por accidentes, desde los más importantes como el fuego (al caer un rayo) o la penicilina hasta otros de trascendencia menor como los post-its, el velcro, el microondas, las patatas fritas, o incluso las famosas pastillitas de Viagra ;-D
Lo que sí está documentado es que el origen de estos vinos lo debemos encuadrar en la Región Alemana de Franconia y en los finales del siglo XVIII. No está tan claro sin embargo cómo surgieron por primera vez, y existen varias teorías que mezclan romanticismo e historia a partes iguales,. Podéis quedaros con la que más os guste:
- Como primera versión, cuenta la historia que el obispo que tenía que dar la orden de iniciar la vendimia había fallecido sin haberla otorgado. De esa forma los campesinos siguieron esperando ante las represalias de recogerla. Así pasó la uva todo el invierno en los viñedos perdiéndose la mayoría de la cosecha. Al hacer vino con lo que pudieron aprovechar se dieron cuenta de que superaba con creces lo esperado, era dulce, ácido y muy aromático.
- Una segunda versión afirma que, en aquella época, un señor montado a caballo comunicaba a los agricultores que ya había llegado el momento de recoger la uva. Ese año se puso enfermo y no pudo dar el aviso. Cuando por fin acudió, una helada había congelado los racimos.
- Por último, la menos adornada explica que simplemente ese año hubo una helada antes de lo habitual que congeló las uvas.
Sin embargo, hasta el año 1858 no encontramos un vino de esta clase hecho de forma intencionada. Se trata del realizado por la bodega Schloss Johannisberg, aunque tampoco puede considerarse una producción habitual puesto que hasta la segunda mitad del siglo XX no hay apenas referencias de esta clase de vinos.
El término alemán Eiswein o "Vino de hielo" se emplea por primera vez en la Ley del Vino de Alemania del año 1971, en incluso diferencia entre los que hacen referencia a los que se obtienen de heladas más tempranas o más tardías.
En el año 1982 en Alemania y un año más tarde en 1983 en Canadá aparece Eiswein y Icewine como categoría propia y con una legislación específica.
La producción de este vino es muy arriesgada. Hay que tener en cuenta que en esta época del año las viñas están expuestas a enfermedades que pueden echar a perder todo el viñedo como el oidio, la botrytis, etc., fenómenos atmosféricos como tormentas, pájaros, y sumado a todo ello hay que contar con tener heladas tempranas.
Las variedades que se pueden emplear para su realización son muchas, pero las más empleadas son la riesling y la vidal.
La vendimia de estos vinos se realiza en los meses de invierno (diciembre - enero). El otoño ha debido ser frío y las uvas están bastante maduras al helarse.
La temperatura de la uva debe estar durante varios días en -7 o -8 grados. De esta forma se hiela en primer lugar el agua en el interior del grano de uva y se puede separar el jugo de la uva si se prensa antes de que se deshagan los cristales de hielo.
Generalmente se vendimia por la noche, cuando está la uva congelada, y se debe hacer grano a grano.
Por supuesto, queda claro que para que sea considerado un vino de hielo, la congelación de la uva debe producirse de forma natural.
Tras recoger la uva hay que llevarla rápidamente a bodega, donde se prensa. En caso de que no esté cercana hay bodegas que incluso llevan maquinaria móvil al propio viñedo. Es muy importante la rapidez, ya que por cada grado de temperatura que sube el mosto la concentración de azúcar baja entre un 3 y un 4 por ciento. Lo que determina la calidad del vino realmente es el prensado. En Alemania por ejemplo se exige que el prensado se realice a -7 grados y en Canadá a -8 grados. Además, la fricción del prensado hace subir la temperatura por lo que hay que hacerla de forma suave e incluso parar las máquinas cada cierto tiempo para evitar ese incremento de calor.
La fermentación también puede durar meses. Se realiza una selección entre las levaduras que mejor responden al alto contenido de ácidos y azúcar. Para combatir este estrés, las propias levaduras producen glicerol, lo que provoca que los vinos sean más untuosos.
Y como no puede ser de otra forma os voy a hablar del vino de hielo que tenemos en Aragón. En el año 2009 Bodegas San Alejandro (D.O. Calatayud) presentó el primer vino de hielo aragonés con una producción de 3500 botellas. Concretamente el Blanco de Hielo Baltasar Gracián, con una presentación bastante aparente, en una botella de vidrio azul con etiqueta y cápsula en plateado.
En este caso de la variedad macabeo y tras haber estado fermentando durante un mes en depósitos de acero inoxidable obtenemos un vino con un buen olor a flores blancas muy suave.
El precio, de unos ocho euros, es también bastante asequible para lo que suelen costar estos vinos, dada las condiciones que hemos visto que deben darse para poder producirlos.
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